News Herald – Juliann Talkington
Durante los últimos treinta años ha habido un gran debate sobre los diferentes estilos de aprendizaje y cuál es la mejor manera de conseguir que los niños y las niñas alcancen su potencial máximo. Durante este mismo período, ha habido un enorme avance en la ciencia del cerebro, especialmente cómo se desarrolla el cerebro desde la infancia hasta la pubertad.
Los niños y niñas entran en el mundo interconectado de maneras diferentes. Según Michael Gurian, un terapeuta familiar y galardonado autor, “Los chicos muestran más áreas del cerebro dedicadas a las fortalezas mecánicas, mientras que las chicas generalmente demuestran un enfoque en el procesamiento verbal emotivo.” Las niñas suelen ser menos impulsivas, lo que les permite quedarse quietas, concentrarse, leer y escribir con mayor facilidad. Sin embargo, las niñas se confunden con facilidad a menudo con facilidad, cuando se les presentan problemas con instrucciones y espaciales.
Hay muchos puntos de vista sobre cómo hacer frente a estas diferencias de género. Un punto de vista general, es que los niños y las niñas deben de estar en aulas separadas y la enseñanza debe de estar orientada a los estilos de aprendizaje en vez de orientarse al género. Otro punto de vista, es que los niños deben ser capaces de elegir cuándo y cómo aprender el material.
Ahora sabemos que el cerebro humano no está cableado, pero puede ser moldeado desde el nacimiento hasta la pubertad. Según la Dra. Lise Elliot, de la Escuela de Medicina de Chicago, “… la experiencia de un niño puede tener efectos permanentes en el cableado del cerebro.” Al nacer, el cerebro contiene las células necesarias para manejar miles de millones de procesos. Si se envían señales entre las células en el cerebro, las conexiones endurecen el cableado. Sin embargo, si no se envían señales entre las células, las conexiones se descartan. La mayoría de los investigadores, creen que el proceso de cableado duro / descartando es completo al comienzo de la pubertad, dejando a los adultos con muchas menos conexiones cerebrales que lactantes.
Si el objetivo es maximizar el número de conexiones cerebrales que se conservan, probablemente no es aconsejable animar a los niños y a las niñas a asistir a las clases que se adaptan a sus estilos de aprendizaje genéticamente predispuestos. Además, no tiene sentido permitir que los estudiantes se muevan por su propio ritmo a través de materiales o elegir su propio enfoque.
En su lugar, se puede argumentar que la mejor solución es combinar enfoques de enseñanza, los cuales fomenten a las niñas a pensar más en el espacio y a los niños a afinar sus habilidades de procesamiento verbal emotivo. Después de todo, el siglo 21 premia a pensadores amplios, que puedan ser fácilmente discípulos entre las fronteras y hacer frente a los problemas de maneras nuevas y diferentes.
Juliann Talkington, fundadora de la Escuela Internacional Renaissance, (www.rschoolgroup.org). Para más información, puede ponerse en contacto a través de jtalkington@rschoolgroup.org o al 850-873-6981.