El País Ana Camarero
“El tránsito de la cuna a la cama convirtió mi nuevo lugar de descanso en un fortín rodeado de sillas con las que mi madre quería evitar que mis huesos fueran a dar con el frío suelo de “terrazo”. En la mayoría de las ocasiones lo consiguió pero reconozco que, en alguna ocasión, las protecciones no fueron suficientes para que terminara cayendo al vacío.”(more)