El País Diana Oliver
“La alimentación, la propia y la de nuestra familia, nos preocupa o nos impone. O nos genera indiferencia. O nos parece estupenda, aunque sepamos –en el fondo– que es bastante mejorable. No hay dos sentires iguales como tampoco hay dos circunstancias idénticas. Porque en nuestra alimentación, y en la de nuestros hijos, influyen tantos condicionantes que es difícil encontrar una vivencia similar. Influye nuestra historia vital, nuestro entorno, nuestras costumbres, nuestra educación, nuestra capacidad de autocrítica, nuestras preferencias, pero también influye la publicidad, la mitología popular, la infoxicación.”(more)