El País Rafael Guerrero

Vivimos en una sociedad caracterizada por la rapidez, el hedonismo, la competitividad y la huida despavorida de las emociones desagradables. Parece que emociones como el miedo, la rabia o la tristeza nos queman y no tienen el estatus del que goza la alegría. Frases como “si lloras no te voy a hacer caso”, “tampoco es para enfadarse tanto” o “no tengas miedo porque los monstruos no existen” son algunos de los muchos ejemplos que escuchamos diariamente y que demuestran lo incómodas que nos hacen sentir las emociones de defensa.”(more)